“Nosotros, que mediante nuestros tubos de escape contaminamos el aire de toda una ciudad, enfermamos a nuestra población y hemos logrado el milagro de aceptar como normal el hablar sobre distintas “calidades” del aire; nosotros, que día tras día, para movilizarnos, ponemos en marcha un motor y distribuimos su ruido por doquier apabullando los sentidos, frenetizando las relaciones y limitando la comunicación; nosotros, que con nuestra desproporción ya hemos invadido sin contrapeso e impunemente platabandas, jardines y veredas; nosotros, que somos la causa número uno de muertes por causas violentas en nuestro país; nosotros, que sin mover más gente somos por lejos la mayor causa de la congestión; nosotros, que directa o indirectamente demandamos año tras año gigantescas inversiones en infraestructura, muy superiores a las que necesita cualquier otro modo de transporte; nosotros que, al movilizarnos, imposibilitamos el juego y la recreación, acabamos con la tranquilidad de los barrios y ponemos en riesgo la seguridad y la vida de niños y peatones; nosotros, que ya olvidamos el límite máximo de velocidad en la ciudad y sólo nos guiamos por lo que “la joyita nos pida”; nosotros, que somos una competencia directa para las áreas verdes y los espacios públicos donde la gente podría conversar, encontrarse y convivir en una sociedad cada vez más deshumanizada; nosotros, que consideramos lógico el necesitar de una máquina de una tonelada de peso para transportar 80 kilos de humanidad (más un maletín o una cartera); en definitiva, nosotros, los automovilistas, que usamos diariamente el medio de transporte más nocivo y perjudicial para la calidad de vida en la ciudad y que resulta ser el sistema de locomoción más ineficiente, inequitativo, insostenible, derrochador y egoísta, exigimos la intervención del gobierno ante el inaceptable deterioro de nuestras prerrogativas fruto del incremento del precio de los combustibles.
No vaya a ser que nuestra racional, responsable y, hasta ahora, merecidamente favorecida forma de movilizarnos se vaya a ver afectada por esta causa.”
Un automovilista que defiende sus “legítimos” derechos
Gonzalo S.